De siempre, uno de los principales bastiones para defender a Android como sistema operativo ha sido su capacidad para adaptarse a prácticamente todo tipo de plataformas. Un argumento bastante manido a estas alturas pero que con el paso del tiempo no para de crecer. Está en todos los lados y demostrando que es un valor a tener en cuenta.
En sus múltiples manifestaciones, Android se ha convertido en un buen arma para que los fabricantes se animen no sólo a hacer smartphones y tablets sino también consolas. ¿Cuál es su consigna? Pequeño aparatos destinados a colocar al lado, o detrás, de nuestro televisor y disfrutar de juegos en la pantalla grande de forma más cómoda. Sin cables de por medio o protocolos de conexiones inalámbricas con más retraso que vergüenza. Son las llamadas microconsolas Android.
El hermano gamer, y un poco raro, de Android
Atraídos por las virtudes que ofrecía Android como plataforma (moldeable, fácil de trabajar, mucha capacidad de personalización) un grupo de intrépidos se aventuró a crear una consola Android. Su nombre fue Ouya y nació en el crowdfunding con un éxito arrollador y algunas dudas en la industria del videojuego.
¿Era una buena idea? Parecía un cacharro bastante limitado pero Ouya se movió para atraer a los desarrolladores y que crearan en exclusiva para ella. La idea no salió al final bien, y es que las prácticas de la compañía eran un tanto traicioneras con los creadores de los juegos.
De forma paralela, aunque seguramente motivados por el éxito de Ouya, otras compañías decidieron lanzarse con un formato parecido: cajita pequeña, o incluso un dongle en el HDMI, y un mando inalámbrico. La mayoría ya están en el mercado y su precio varía, pero de esto hablaremos más adelante.
Si miramos una a una todas estas consolas hay que reconocer que son bastante atractivas. Pequeños dispositivos que no ocupan mucho espacio y nos permite disfrutar a un buen catálogo de juego sin tener que hacer una gran inversión. No es una consola de sobremesa a la vieja usanza, creo que aquí no cabe discusión alguna, pero para la gente que busque simplemente entretenerse un poco es una buena opción.
Hecha esta introducción hablemos de las cinco consolas que ahora mismo están más consolidadas. Tres de ellas ya están a la venta y dos lo estarán dentro de poco. De esta lista, he decidido sacar a las portátiles con Android que, creo, juegan en otra categoría. Con los mismos juegos en muchos casos pero un posicionamiento diferente.
Ouya, la pionera
Financiada en Kickstarter, y con gente de cierto pensó en la industria detrás, la consola fue inflándose para al poco de su lanzamiento estallar: no cumplió las expectativas, el mando era un insulto al diseño y el catálogo de exclusividad se quedaba corto. Todo eso con muchos aspectos básicos que mejorar como la conectividad USB o una memoria interna bastante escasa.
Dicho así, parece que odio a Ouya pero justo al contrario: me encanta. Tengo una y creo que ha sido una de las mejores compras que hice el año pasado. ¿Por qué? Muy sencillo: por la emulación de consolas. Es cierto que tiene muchos fallos, que se arreglarán en la próxima versión, pero como plataforma para este propósito es fabulosa. Para lo demás, no merece la pena hacerse con ella. Es fácil encontrarla por 100 dólares online, mando incluido.
GameStick, la microconsola más pequeña
GameStick es otro proyecto que ha estado ahí al pie del cañón en esta categoría. En vez de ser una pequeña cajita que reposa en la mesa, tenemos un dongle HDMI del tamaño de un pendrive grandote. Por 79 dólares, mando incluido, es una opción interesante para jugarse el catálogo de Google Play.
Presume de ser portátil, algo que creo que no resulta fundamental teniendo en cuenta que sólo podemos jugar en monitores y no como por ejemplo Project Shield. Cuenta con una interfaz personalizada, unos cuantos juegos que ya conocemos y un mando algo más cómodo que el de Ouya, lo cual tampoco es un gran halago.
GamePop, barra libre de juegos con tarifa mensual
BlueStacks se ha hecho un pequeño hueco dentro del mundo Android por traer una plataforma de emulación de este sistema operativo para Windows y Mac. Hace un tiempo anunció un nuevo proyecto: GamePop. Una microconsola al uso de las que hemos visto hasta ahora pero con una característica singular: hay que pagar una tarifa mensual para jugar.
¿Cuál es la gracia de este modelo? Que por lo que pagamos al mes, son 7 dólares al mes, tenemos a nuestra disposición juegos, según BlueStacks, que en conjunto suman un valor de 250 dólares. No es una mala idea. De momento viene en dos configuraciones: la consola normal y el mando por 129 dólares y la versión mini con mando que es "gratuita". Igual de gratuita que el router que te "regala" tu operadora de banda ancha.
Mad Catz Project M.O.J.O, ampliando horizontes
Mad Catz es más conocida por sus accesorios en el mundo gamer. Hace poco estuve viendo Project M.O.J.O. con uno de los representantes de la compañía en España y me comentaba que no les gustaba llamar a su criatura una consola ya que en algunos sectores parece que tienen problemas en diferenciar este formato con una consola como Playstation 4 y Xbox One, tal cual.
Aunque ellos la quieren vender como un centro multimedia, personalmente es una consola. Sin apenas personalización en la capa de software, con un hardware más avanzado que sus competidores (Nvidia Tegra 4) y con un modelo que no termina de estar bien definido. De hecho encontrarse Android tal cual lo veríamos en un móvil o en un tablet resulta un poco extraño y manejarlo con el mando no es precisamente cómodo. Ya está a la venta en algunas tiendas online y estoy deseando echarle el guante dentro de poco para reseñarla a fondo.
Huawei Tron, una apuesta a seguir
Sin hacer mucho ruido, porque su lanzamiento estrella era otro, Huawei enseñó en su stand del CES en Las Vegas Tron: una microconsola que por fuera recuerda al nuevo Mac Pro de Apple. Coincidencias estéticas aparte, me resulta interesante que una compañía con la envergadura de Huawei se meta en este sector.
No por el hecho de que vayan a reventar la categoría y sacar "La microconsola" sino más bien por saber qué se les pasa por la mente a los directores de Huawei para haber decidido meterse en esta categoría. Quizá la respuesta más posible es que se trate de un desarrollo de bajo coste y si funciona bienvenido será, pero si fracasa no será una gran pérdida.
Llegará a lo largo del año, pudimos probarla un poco en Las Vegas y aunque no contaba con nada en especial, sí que me quedé con ganar de probarla más a fondo. Veremos si la compañía china anuncia cuándo estará disponible por España.
¿Tienen futuro las microconsolas Android?
Decía al principio del artículo que las microconsolas son el hermano gamer de Android. Así es, y también tiene una forma de actuar un poco rarita. ¿Por qué? Muy sencillo: los desarrolladores no han logrado todavía dar con la tecla, ni en software ni en crear un modelo que de verdad sea atractivo.
Mi filia por Ouya por la emulación es algo personal y no extrapolable a muchos usuarios potencial para los que la apelación de la nostalgia es algo secundario. De momento todas van dando tumbos en otros aspectos pero remoloneando con lo que es más importante: el contenido.
Ninguna a día de hoy tiene una oferta exclusiva lo suficientemente buena como para que apostemos por ella claramente. Es cierto que, salvo Mad Catz y Huawei, son compañías pequeñas con poca capacidad para atraer el interés de quienes hacen videojuegos. No sólo eso: conseguir exclusivas.
No digo que esto sea un problema para su supervivencia, pero sí una gran limitación para crecer. Soy bastante escéptico y, salvo que algún agente con empaque entre por todo lo grande, van a tener un perfil muy bajo en el mejor de los casos. Otra opción es que terminen absorbidas por algún fabricante de televisores como solución de ocio y entretenimiento dentro de una Smart TV.
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