Esta mañana hemos sabido que NVIDIA está colaborando con Nintendo en un proyecto muy emocionante: traer juegos de Game Cube y Wii a la consola Android de NVIDIA. Todo esto ocurrirá en China y no es casualidad: en el país asiático estas plataformas no entraron oficialmente por lo que para muchos consumidores será la primera vez que puedan disfrutar de título clásicos pero modernos.
Cuando leemos esta noticia es normal preguntarse ¿Cuándo lo veremos más allá de las fronteras del país asiático? La respuesta es compleja y el movimiento parece estar más orientado en ser una jugada estratégica para llegar a un mercado tan suculento como es China y no tanto un interés por volver a vender títulos remasterizados en nuevas plataformas.
Un aterrizaje quirúrgico en un mercado enorme
Entrar en un país y empezar a comercializar un producto puede ser una tarea muy ardua. Imaginad que Nintendo intenta abordar un país como China con la misma perspectiva que lo haría en otro país: abre una subsidiaria, estudiar el mercado, empieza a hacer relaciones con todos los interlocutores involucrados en la comercialización de productos, se aumenta la producción, inversiones en marketing... y sin olvidarnos de toda la parte de contratación, cuestiones legales y demás.
Hacer funcionar todo eso lleva mucho tiempo y esfuerzo, con toda la complejidad que tiene que suponer licenciar los juegos en China para comercializarlos. Nintendo ha optado por un acercamiento muy táctico y dedicar los esfuerzos en hacer ports de los juegos para que funcionen en la consola de NVIDIA.
Los juegos se comercializarán a un precio equivalente a 10 dólares, bastante a la par con lo que costaría comprarlos en segunda mano en España por ejemplo. Quizás un poco más en el caso de algunos juegos con una tirada de producción más pequeña. Una cifra razonable si tenemos en cuenta que la mayoría de ellos son títulos que han envejecido bien y ofrecen diversión para quienes no hayan tenido oportunidad todavía de jugarlos.
Un esfuerzo económico relativamente pequeño con mucho potencial. Para NVIDIA además es una forma de reforzarse porque sacar títulos como Nintendo demuestran que tanto Android como específicamente su consola pueden ir más allá de los juegos convencionales que usamos en nuestro móvil.
Ya lo demostraron en su día trayendo títulos del calibre de Metal Gear Rising Revengeance o Metal Gear Solid 3 Snake Eater. Es un hardware muy pudiente y con las capacidades del juego en streaming es una opción que sigue ganando enteros. Lejos de una consola actual, sí, pero con atractivo suficiente para atraer a curiosos.
Entonces ¿por qué es difícil que salga de China?
Nintendo tiene buena salud en la mayoría de los mercados donde tiene presencia con juegos y hardware. De hecho con Switch están consiguiendo muy buenos resultados. ¿Merece la pena hacer el esfuerzo de llevarse los juegos de fuera y volver a licenciarlos para venderlos a través de NVIDIA Shield? Probablemente no.
Nintendo ya tiene hecho el mercado aquí y conoce cómo funciona. Lo de China parece más una excepción que un cambio de mentalidad dentro de la compañía. Sí, hemos visto que los nipones han dado el salto a los móviles con juegos originales como Super Mario Run, Fire Emblem Heroes o el reciente Animal Crossing Pocket Camp.
Eso no significa que se vayan a seguir abriendo, sé que a muchos nos gustaría ver juegos de Nintendo en Android pero parece complicado y aunque lo hiciera ¿cuántos compradores potenciales habría que se compraran NVIDIA Shield para jugar a títulos con diez o más años? Hay que tener en cuenta que llegar a la consola de NVIDIA no significa estrictamente llegar Android.
La consola usa Android como sistema operativo, correcto, pero es una configuración de hardware muy específico y el juego está optimizado para esas especificaciones. Quizás me equivoque, ojalá, pero veo muy difícil con cómo está el mercado que Nintendo se dedique a comercializar sus juegos de nuevo a través de Android fuera de China cuando podría hacerlo en un parque muy grande que ha montado en menos de 12 meses: Nintendo Switch.
La imagen de portada es obra de Fabricio Rosa.
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