Algo más de una década después, Google está despidiendo a sus Chromecast, uno de los dispositivos más representativos de la firma de Mountain View. El nuevo Google TV Streamer sustituye al dongle HDMI que todos conocemos y lleva la experiencia un paso más allá, más completa que nunca.
Por el camino, ha evolucionado sobremanera, cada vez con más características, mejor rendimiento y más cualidades para adaptarse a los nuevos tiempos en los que los televisores inteligentes traen presinstalado un sistema completo. Nació como un sencillo dispositivo dependiente del smartphone y ahora termina de independizarse con el cambio más radical hasta la fecha: en poco se parece al Chromecast original que vio la luz en 2013 y perdió su soporte oficial el año pasado.
Un dispositivo pensado para usarse desde el móvil
Cuando Google presentó su primer Chromecast, acertó de lleno: un dispositivo pensado para enviar contenido desde el móvil y así volver inteligente a cualquier televisor de la época. YouTube, entre otras plataformas, empezaba a ser cada vez más popular, y el auge del smartphone terminó dándole mucho sentido.
En pocos toques, podíamos pasar un vídeo a la pantalla del salón sin complicaciones y lo más importante: sin cables. La exitosa idea no tardó en ser replicada por terceros. Pero en Mountain View eran conocedores de que tenían la sartén por el mango, como se suele decir, y no tardaron demasiado en darle una merecida evolución.
Ya en 2015, Google expandió su uso y la idea original, lanzando dos modelos: uno dedicado íntegramente al audio, que permitía así enviar música de plataformas como Spotify a cualquier altavoz con salida jack de 3,5 milímetros. Volviendo al Chromecast más puro: en su segunda generación, viró su aspecto externo volviéndolo más reconocible y asentando las bases del futuro.
Esa forma circular dejaba atrás la esencia "pincho HDMI" que ciertamente era replicada por otros actores. No obstante, su funcionamiento y uso mantenía las raíces que lo volvieron popular: el control desde el móvil. A finales de 2016, recibíamos en España el Chromecast Ultra, respuesta a la demanda de contenidos en 4K. Quitando las mejoras internas que otorgaban un hardware capaz de transmitir en tales resoluciones, seguía siendo el mismo producto.
De nuevo, tuvimos que esperar dos años más para ver el desenlace de esta historia, pues el Chromecast de tercera generación fue el último que conservaba la simplicidad en su desempeño. Era la última vez que el móvil actuaba como mando a distancia, y eso que Google Home, la app, era más completa que nunca.
Además, esta tercera generación renunció al 4K extrañamente. En el análisis de Xataka destacábamos este aspecto: "la falta de 4K hace que la vida útil del Chromecast se reduzca", aunque por fin obtuvo soporte para 1080p/60fps, un formato que ganaba enteros en YouTube. Fue bastante conservador, aunque natural por otro lado cuando descubrimos a su sucesor.
Una evolución hacia la independencia
Volvía el 4K en el año 2020, año marcado por la pandemia de Covid que cambió nuestras vidas para siempre. Google apostó de nuevo por la resolución más avanzada, pues las plataformas de streaming ya tenían un buen poso de contenidos en 4K.
Sin embargo, no fue este el cambio radical. Tampoco lo fue su aspecto ovalado que se alejaba de la circunferencia habitual hasta el momento. Toda la culpa la tuvo Google TV, no en vano, en esta ocasión el Chromecast se independizaba del móvil incorporando un sistema Android completo.
Así, el mando a distancia ya no era el smartphone, sino que traía un minimalista control remoto con botones dedicados a YouTube, Netflix e incluso al Asistente de Google. De depender del móvil a ser un aparato autónomo y con más posibilidades que nunca: Play Store permitió al Chromecast reinventarse con miles de aplicaciones.
Por más que los televisores incorporaban Android TV, Google supo dar en la tecla con un dispositivo que se actualizaba más que éstos y con una capa de personalización llena de recomendaciones para el usuario. El paradigma había cambiado sin que nos diésemos cuenta.
Y no tuvo evolución tal cual, Google no necesitaba nada más: dos años después llegó el Chromecast con Google TV sin resolución 4K, para revivir televisores algo antiguos con el último software del gigante americano. Como decíamos, no sufrió una evolución, pues en todo caso era una regresión teniendo en cuenta la resolución de salida máxima 1080p. El tema está en que esta versión volvió a democratizar los sistemas operativos para el salón, con un precio más atractivo que la anterior versión.
Ahora, adiós a la trasera de la tele...
Llevábamos tiempo esperando el nuevo Chromecast y Google por fin ha respondido a esta demanda. Aunque no como tal, pues le decimos adiós al Chromecast, dándole la bienvenida al nuevo Google TV Streamer: de un stick HDMI sencillo, pasando por el control autónomo en su versión dongle, y ahora se ha convertido en un Android TV Box, hay claras diferencias.
Además, cambia de lugar para dejar la trasera de nuestra tele y ocupar un espacio -pequeño, todo sea dicho- en el mueble junto a otros dispositivos. En esencia, se mantiene con Google TV y todas las bondades de Android TV, pero el cambio de forma y factor le abre nuevas oportunidades.
Con un detalle ausente que tenía todo el sentido
Entre sus especificaciones, Google detalla que el puerto USB tipo C de alimentación también sirve para datos, y esto es un detalle menor que podría pasar desapercibido. A pesar de que el anterior Chromecast ya contaba con transferencia de datos, en éste, Google ha perdido la oportunidad de hacerlo más fácil: seguimos necesitando un hub que permita darle corriente y a la vez conectar accesorios como un pendrive.
Ahora que ha cambiado de forma, más que nunca, se extraña un puerto USB-A, el estándar, para ver las fotos del último viaje sin necesidad del móvil. Es más, facilitaría muchas tareas que hacemos cada poco, como instalar aplicaciones externas a Play Store. No obstante, en las oficinas de Mountain View saben que esto no les beneficiaría en absoluto.
Sea como sea, el nuevo Google TV Streamer recoge el largo legado de los Chromecast, y a falta de pruebas, sobre el papel, no parece hacerlo nada mal. Perdemos ciertamente algo de portabilidad: los que tengan el televisor anclado a la pared quizás echen de menos poder camuflarlo en la trasera, pero el hardware mejorado hará que merezca la pena. Creo que estamos de acuerdo en que el último Chromecast con Google TV peca, en algunas ocasiones, de cierta lentitud. Con este 'Chromecast Pro' no volverá a pasar.
Imagen de portada | Composición con imágenes de Javier Penalva y Enrique Pérez para Xataka
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