Casi catorce años y sigue más en forma que nunca
Pese a que Google le haya cavado la tumba, el Chromecast es, y será, mi fiel compañero.
Fue uno de los dispositivos que importé de Estados Unidos porque en Europa aún no se distribuía, igual que hice con móviles como el iPhone original o mi amado Kindle DX. Y, como este último, sigue funcionando como el primer día: aquel Google Chromecast de primera generación es mi compañero de streaming cuando necesito enviar a la tele algo rápido desde el móvil.
Recuerdo aquel verano de 2013. Poco después de mi cumpleaños, Google desvelaba la segunda generación de una de las mejores tablets Android de la historia: la Nexus 7 de 2013. Y no vino sola, un dispositivo del que no sabíamos nada apareció de repente sin pretender excesiva atención, como si Google lo hubiera desarrollado como simple complemento a su catálogo de hardware: el Chromecast original. Pese a que no tuvo aura de revolucionario, ese pequeño reproductor multimedia fue la mayor innovación de Google en el terreno de los dispositivos electrónicos. Y terminó forjando el matrimonio entre smartphone y televisión.
La mayor baza fue la de ser barato. La segunda, convertirse en inmortal
En su momento, Google le puso una etiqueta de precio de 35 dólares, un coste que fue manteniéndose una vez el Chromecast original pasó a distribuirse en el resto del mundo. Yo, como soy un ansia, decidí importarlo ese agosto de 2013 a un precio algo más caro; que me sigue pareciendo barato: aquel pincho HDMI pasó a convertirse en el centro de mi consumo multimedia en el salón. Primero para YouTube, después para Netflix y cualquier contenido que tuviera en mi Android.
Como suele ocurrir con los productos que recién aterrizan en el mercado, el Chromecast partió con una compatibilidad reducida. Podías enviar a la tele vídeos de YouTube desde el teléfono y no demasiado más. Aunque no tardó en extender su compatibilidad al resto de la web, también a la mayoría de plataformas de streaming: si hay alguna que se estrene sin soporte para Chromecast, ésta no tarda demasiado en incluirla. Por su bien, se ha convertido en algo básico.
Gracias a que el soporte para Chromecast casi es un estándar multimedia, llevo enviando vídeos, música, fotos y hasta proyectando la pantalla del móvil desde hace años. Con la sencillez de elegir el Chromecast conectado desde la esquina del teléfono y controlar la reproducción desde dicho móvil: sencillo, económico y casi universal, las tres claves que dotaron de enorme éxito al Chromecast. Y que a día de hoy mantiene el dispositivo original; con un cuarto argumento: lo mucho que ha durado, dura y seguirá durando, que los protocolos de conexión y formatos de vídeo que utiliza no van a caducar en unos años vista.
Sí, Google ya no va a actualizar más el mítico Chromecast primigenio, aquel pequeño pincho HDMI que ha sido la base para el contenido multimedia compartido desde móviles, tablets y hasta ordenadores. Y, pese a que se quedó sin soporte, mi Google Chromecast de 2013 sigue reproduciendo el mismo contenido que le envío desde hace años.
Mi Google Chromecast seguirá funcionando por unos cuantos años más
Que un dispositivo se quede oficialmente obsoleto al perder el soporte no implica que pierda toda su utilidad, sobre todo en el ámbito donde se mueve el Google Chromecast: dado que los códecs de vídeo y audio que utiliza son un estándar en la web, tiene garantizado seguir funcionando por mucho más tiempo. De hecho, sigo llevándome el mío de viaje cuando quiero ver mis cosas en mi hotel de destino, por ejemplo.
Me sirve para proyectar la pantalla del móvil en la tele donde no tengo mi Nvidia Shield con Android TV (o mi Amazon Fire TV 4K Max) y hasta funciona en la vieja Smart TV de mis suegros: basta con enchufarlo a un HDMI libre, darle alimentación desde un USB de la propia tele y configurarlo con mi app de Google Home. Y ni siquiera eso: si lo configuro con el punto de acceso del teléfono arranca en menos de un minuto allá donde yo vaya, incluso en el extranjero. A ver qué dispositivo electrónico con diez años de antigüedad puede decir eso.
Creo que el Google Chromecast es la mejor compra que he hecho en toda mi vida, no se me ocurre ninguna otra que me haya ofrecido tanta rentabilidad durante toda su vida útil. Que no ha acabado, por más que Google le haya dado la espalda: a mi Chromecast aún le quedan muchos años.
Imagen de portada | Iván Linares
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