Aunque fue anunciada en diciembre del año pasado, no ha sido hasta el 1 de noviembre que la nueva política de aplicaciones de Google Play se ha hecho efectiva al 100%. En agosto, Google dijo que todas las apps nuevas publicadas en Play Store debían apuntar a la API 26, o lo que es lo mismo, estar optimizadas para Android 8.0 Oreo como mínimo, dándole un margen de tiempo superior a las actualizaciones en sí mismas. En concreto, el plazo era hasta el 1 de noviembre desde 2018.
Ese plazo ha cumplido ya, lo que significa que a partir de ahora, todas las apps, tanto nuevas como actualizaciones, tendrás que estar optimizadas para la penúltima versión del sistema operativo Android. El motivo es evidente, y es que apuntado a APIs más antiguas, un desarrollador podría explotar funciones para empeorar la experiencia de usuario.
¿Qué significa este cambio exactamente?
Para ti, y a efectos prácticos, nada. Que las apps tengan que apuntar a la API 26 (Android 8.0 Oreo) no te afecta, o no debería afectarte, si tienes un móvil con una versión inferior. Esta nueva restricción se aplica al Target SDK, que viene a ser la versión de Android para la que ha sido desarrollada la aplicación. Eso no tiene por qué afectar a minSdkVersion, que es la versión mínima en la que esa aplicación puede funcionar. En pocas palabras, podrás seguir usando tus aplicaciones como hasta ahora sin mayor problema, siempre y cuando el desarrollador así lo decida.
Algunos desarrolladores prefieren apuntar sus apps a SDK más antiguos para, por ejemplo, evitar que sus productos soliciten permisos que no se solicitaban en versiones más antiguas de Android pero sí en las más nuevas o, también, para ahorrarse el trabajo de cambiar el código de la app.
Con este nuevo cambio, no solo no se pueden publicar aplicaciones que no estén optimizadas para Oreo, sino que tampoco se podrá publicar una actualización de una app que no cumpla con los requisitos. Si una actualización apunta a Android 7.1 Nougat no podrá publicarse, tendrá que ser modificada para apuntar a Oreo. Algunas de las implementaciones que las apps deberán tener son los canales de notificaciones o los iconos adaptativos, por ejemplo.
Dicho sea de paso, esta política se aplicará de forma interanual, lo que significa que en agosto del año que viene las apps nuevas tendrán que estar optimizadas para Android 9 Pie y en noviembre lo tendrán que estar las actualizaciones. La idea de esto es conseguir una tienda de aplicaciones más segura y optimizada, evitando así que las apps más antiguas puedan explotar agujeros de seguridad en las versiones anteriores de Android. Es un pequeño paso en el largo camino de la lucha contra la fragmentación.
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