Dragon Hills, una damisela valiente a lomos de un dragón... bajo tierra

Con el tiempo algunas fórmulas en los juegos se acaban repitiendo y termina siendo muy difícil hacer algo diferente. Por eso, lo normal es recurrir a cambios narrativos y de diseño para darle una pequeña vuelta a conceptos que han demostrado funcionar, este es el caso de Dragon Hills.

Un juego que comienza rompiendo uno de los tópicos más clásicos: el rescate de la princesa. En este juego no tendremos que cuidar de una ni de librarla de ningún malo. Será ella quien, a lomos de un dragón, tome las riendas y destroce objetos por los diferentes parajes que tiene que recorrer.

La princesa contra los malos

Si pensáis en un dragón, seguro que se os viene a la mente un juego en el que tenéis que volar e ir de un lado para otro. Dragon Hills nos propone algo diferente, en vez de usar sus alas para alzarnos por el cielo, nos iremos desplazando bajo tierra y salir en momento puntuales para sembrar el caso y romper todo lo que esté a nuestro alcance.

Para evitar que avancemos, tendremos una serie de enemigos que impedirán nuestro paso con diferentes armas y obstáculos. Nosotros también tendremos un arsenal a nuestra disposición para acabar con ellos y lograr llegar lo más lejos posible. Para ir ampliándolo tendremos que usar el dinero que vamos ganando en el juego o a través de compras dentro de la propia aplicación.

Estéticamente el juego es resultón y parte de unos gráficos 2D tratados con mimo. No hace falta tener un móvil puntero para ejecutarlo y la propuesta está bien llevada. Es divertido y los pagos no resultan abusivos, aunque si queremos obtener los mejores objetos gratis tendremos que echarle muchas horas.

Si os gustan este tipo de juegos, os recomiendo que le echéis un ojo a Death Worm y Super Mega Worm. Ambos tienen propuestas idénticas a Dragon Hills pero con una estética algo más oscura ya que no manejaremos a un dragón en un mundo de fantasía sino a un gusano gigante que quiere destruir el mundo. Death Worm tiene más cuidados los gráficos y los controles, todo sea dicho.