Xiaomi Redmi 8, análisis: un gama baja que sorprende por su autonomía

Tras lanzar en China los Redmi Note 8 y Note 8 Pro, y el Redmi 8A, Xiaomi presentó oficialmente el Redmi 8, un móvil a caballo entre los dos anteriores, con el mismo procesador que el 8A, pero con algunos añadidos como la cámara doble, la presencia del lector de huellas y un aumento de la memoria RAM y el almacenamiento.

Recientemente, el Redmi 8 ha llegado al mercado y lo ha hecho para suceder al Redmi 7, situándose un escalón por debajo del Redmi Note 8T, tanto en precio como en prestaciones. Después de probarlo durante unos días, a continuación os contamos cómo se comporta en cada uno de los apartados, incluyendo esa enorme batería de 5.000 mAh compatible con la carga rápida de 18 W.

Ficha técnica del Redmi 8

Un buen altavoz y un bonito envoltorio

Aunque este modelo pertenece a la gama de entrada de la compañía y, evidentemente, está fabricado en plástico, Xiaomi le ha dotado de una trasera brillante que transmite la sensación de cristal a la vista y al tacto. Eso, sumado a sus esquinas redondeadas y una ligera curvatura en el cuerpo, le otorga al conjunto un aspecto atractivo. En la mano, se siente firme y cómodo, aunque algo más pesado de lo que realmente es (188 gramos).

En la parte trasera, de color azul zafiro en nuestro caso, además del lector de huellas y el logo de Redmi, tenemos los dos sensores de la cámara principal y el flash, todo ello alineado verticalmente en una franja de tonalidad negra. Hay dos aspectos que agradecemos aquí: el módulo de la cámara apenas sobresale del cuerpo y la suciedad, aunque está presente, se nota menos que en el cristal.

Si nos fijamos ahora en la parte frontal, nos encontramos una pantalla LCD IPS 6,22 pulgadas con resolución HD+, un notch en forma de gota y unos marcos (exceptuando el inferior) bastante ajustados para un teléfono de esta categoría. Este panel muestra unos ángulos de visión aceptables y un brillo máximo que permite una buena visualización incluso bajo la luz directa del sol.

Sin embargo, el brillo automático se comporta peor y más lento de lo que esperábamos: generalmente, nos entrega un nivel de brillo muy inferior al adecuado y muchas veces nos obliga a corregirlo manualmente. Los colores son algo fríos, pero siempre podemos modificar el contraste o la tonalidad con las opciones de personalización que ofrece MIUI.

Pasamos al apartado de sonido, donde el Redmi Note 8T cuenta con un único altavoz en la parte inferior que entrega un sonido bastante potente con una calidad bastante buena para un teléfono de esta categoría (salvo si subimos demasiado el volumen, que distorsiona). Dispone de una toma jack, aunque no trae auriculares en la caja, e incorpora una radio FM inalámbrica que funciona sin necesidad de conectar unos auriculares.

Aprobado alto en rendimiento, sobresaliente en autonomía

Su cerebro es un Snapdragon 439 de ocho núcleos que corre a una velocidad máxima de 1,95 GHz y viene acompañado de una tarjeta gráfica Adreno 505 a 650 Mhz. Sorprende que Xiaomi haya optado por este chipset de gama baja si tenemos en cuenta que su antecesor montaba un Snapdragon 632, pero está bien optimizado. La unidad que hemos probado es la que incluye 3 GB de RAM y 32 GB de almacenamiento interno ampliable con una tarjeta microSD, pero también está disponible una variante con 4 GB / 64 GB.

En la práctica, el rendimiento que ofrece el Redmi 8 nos ha sorprendido gratamente. Realiza un trabajo correcto en multitarea y la navegación por los menús y entre las apps es bastante fluida, aunque hemos sufrido algo de retardo al hacer scroll en páginas webs o en redes sociales. Salvo en algún momento puntual (como al ponerlo a prueba con juegos como el Asphalt 9), no se calienta demasiado ni experimenta cierres repentinos.

Como sistema operativo, traía MIUI en su versión 10.3.1 sobre Android 9 Pie, pero pronto se actualizó a MIUI 11. Como siempre decimos, la capa de Xiaomi tiene sus puntos positivos (como sus amplias opciones de personalización y varias herramientas muy prácticas) y su lado negativo, provocado por la gran cantidad de bloatware que trae preinstalado con varias apps duplicadas y apps de terceros (algunas pueden desinstalarse). Eso se traduce en que, de los 32 GB de capacidad, vienen libres de inicio poco más de 19 GB, aunque siempre podemos recurrir a una tarjeta micro SD para ampliarlo.

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En el apartado de la biometría, incluye lector de huellas y reconocimiento facial basado en la inteligencia artificial, algo que se agradece en un móvil de gama de entrada. Ambos son relativamente rápidos y efectivos, salvo cuando las condiciones de luz son desfavorables, que muestra muchas dificultades para reconocer nuestro rostro.

Y pasamos ahora al plato fuerte de este móvil: su batería de 5.000 mAh con carga rápida de 18W. Sobre el papel, Xiaomi promete 3 días de uso normal con una sola carga y lo cierto es que, sin llegar a esa cifra, sí que supera los 2 días con facilidad. Habitualmente ofrece entre 9 y 10 horas de pantalla en función de cuánto lo exprimamos y de si usamos el brillo automático o no.

El cargador de 18 W incluido en la caja no es de 18 W, sino de 5V/2A, pero igualmente tarda menos de 3 horas en recargarlo completamente. Para que os hagáis una idea, en media hora enchufado a la corriente, obtiene el 23-24%, que te aseguramos que dan para muchas horas de uso en este móvil. Por cierto, cuenta con USB-C, mientras que su antecesor, el Redmi 7, integraba un puerto micro USB.

Cámaras que cumplen de día, pero no de noche

Terminamos, como siempre, con el apartado fotográfico, donde este modelo de Xiaomi tiene una cámara frontal de 8 MP con una apertura f/2.0 y flash en pantalla. La cámara trasera monta un sensor principal Sony de 12 MP con apertura f/1.8 y otro sensor de 2 MP para hacer las mediciones de profundidad. A ello se añaden la grabación de vídeo FullHD a 30 fps, la app de cámara habitual de Xiaomi (intuitiva y con los accesos directos necesarios) y la inteligencia artificial para el reconocimiento automático de escenas.

¿Y cómo se comportan esas cámaras? La trasera cumple con creces en condiciones favorables de luz, aunque en ocasiones sobreexpone los cielos. El AF es rápido, pero no siempre resulta acertado en las distancias cortas. En cualquier caso, el nivel de detalle y el rango dinámico, sin ser espectaculares, sí que son aceptables para un móvil de esta categoría.

Aunque el Redmi 8 es un modelo de entrada, su cámara nos ofrece multitud de posibilidades, como por ejemplo, un modo de disparo profesional que nos permite modificar manualmente el balance de blancos, la apertura del diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO. No cuenta como zoom óptico (y el digital es mejor no usarlo), pero sí dispone de un modo Retrato que, sin ser una maravilla y sin dejarnos ajustar el desenfoque del fondo, no está mal. El reconocimiento automático de escenas, por lo general, suele ser bastante eficiente y el HDR nos puede ayudar a salvar alguna escena con grandes contrastes de luz.

Por la noche o en circunstancias de poca iluminación, la calidad de las imágenes se reduce considerablemente. Aparece una gran cantidad de ruido, se pierde mucho detalle y las luces quedan difuminadas. El flash, como es habitual, quema la fotografía, así que no es recomendable tirar de él.

Con la cámara frontal, ocurre algo similar: cuando hay buenas condiciones de luz, los resultados son más que aceptables, con un buen nivel de detalle y un AF rápido y efectivo, aunque tiende a sobreexponer el fondo, especialmente en el modo Retrato (que recurre al software para lograr el efecto bokeh). También incluye HDR (que recomendamos activarlo automáticamente), filtros y un embellecedor ajustable en varios niveles.

Por la noche, sin embargo, el ruido se hace muy evidente y se pierde mucho detalle; el flash en pantalla tampoco ayuda, ya que provoca una iluminación muy artificial. En definitiva, si las condiciones de iluminación no son buenas y no contamos con ninguna fuente de luz (farolas, focos...), la cámara frontal del Redmi 8 sólo nos servirá para obtener imágenes testimoniales. Pero ojo, no olvidemos que estamos hablando de un terminal de 139 euros.

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Redmi 8, la opinión de Xataka Android

Como nos tiene acostumbrados Xiaomi, el Redmi 8 es un terminal con una relación calidad-precio excelente. No suspende en ninguno de los apartados y en algunos de ellos incluso obtiene muy buena nota. Por 139 euros, tenemos un teléfono con un diseño atractivo, una buena experiencia en términos de visualización y rendimiento, y unas cámaras que, si bien hincan la rodilla cuando hay poca luz, sí que ofrecen bastantes posibilidades y arrojan unas imágenes resultonas cuando la iluminación es favorable.

Mención especial merece su batería, que nos permite olvidarnos del enchufe durante dos días y, cuando tenemos que recurrir a él, nos regala una carga bastante rápida. Buen trabajo aquí, Xiaomi. Tampoco nos olvidamos de algunos añadidos como la protección contra salpicaduras P2i y el cristal Corning Gorilla Glass 5 de la pantalla, la funda de silicona incluida, el puerto infrarrojos para el control remoto y el puerto USB-C, aunque es cierto que carece de NFC. En cuanto al sistema operativo, si no eres un purista de Android, hay que reconocer que MIUI va por buen camino y se está convirtiendo en una capa muy completa.

En definitiva, estamos ante un modelo muy equilibrado en prestaciones que tiene sus puntos flacos (como el comportamiento de las cámaras de noche o el brillo automático de la pantalla), pero cuenta con virtudes que los compensan. Y a un precio bastante bueno para lo que ofrece. Entre el modelo de 3 GB / 32 GB y el de 4 GB / 64 GB apenas hay 30 euros de diferencia, así que mi recomendación es optar por este último. El problema es que, por un poco más, Xiaomi nos ofrece otras alternativas con mejor rendimiento y mejores cámaras.