Android Wear: sus retos ante la llegada del Apple Watch

Android Wear: sus retos ante la llegada del Apple Watch
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En los próximos días se va a cumplir el primer aniversario de Android Wear. Un sistema que, como ya sabéis, ha dado vida a unos cuantos relojes conectados. La premisa era ofrecer una plataforma para que los fabricantes de hardware solo tuvieran que crear los gadgets y no tener que preocuparse, en exceso, por el software.

Desde su lanzamiento, Google ha visto cómo le ha salido un competidor duro de roer: Apple Watch. Las ventas del reloj de Cupertino han sido muy buenas, al César lo que es del César, pero ahora que su smartwatch está a la venta (en unos pocos países eso sí) es hora de reflexionar sobre el futuro de Android Wear y los retos que tiene ahora que tiene un adversario de peso (mediático) sobre el escenario.

El ecosistema es la clave

Suena a repetir el mismo mantra cada vez que analizamos una plataforma pero resulta un básico para cualquier sistema operativo. Sin contenido, en este caso aplicaciones, no hay futuro y aunque aquí Android Wear ha logrado captar a algún que otro desarrollador, todavía hay mucho trabajo que hacer.

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A día de hoy cualquier reloj conectado con Wear ofrece un número de opciones algo limitado. Sí, ha evolucionado mucho desde aquellos primeros LG G Watch y Samsung Gear Live pero a día de hoy todavía tiene carencias. Hay que darle tiempo pero si los relojes conectados quieren ser relevantes, necesitan una aplicación que les dé un valor único.

Tener una buena aplicación le ayudará a darse a conocer pero sobre todo provocará que los desarrolladores se vuelquen y busquen su oportunidad para ofrecer otra idea igual de buena. Apple Watch por ejemplo salió con un montón de aplicaciones, ahí Android todavía tiene mucho que pulir, todavía.

No nos engañemos, reproducir música desde el reloj está bien, pero lo podemos hacer desde el móvil. Para contar pasos y hacer deporte tenemos también un montón de pulseras cuantificadoras. Pocos usos únicos tienen los relojes que realmente sea útiles. En mi uso personal, el que más me ha gustado ha sido la navegación paso a paso por GPS pero he de decir que todavía tienen mucho que mejorar en precisión.

Dar más posibilidades de personalización

He probado todos los relojes Android Wear que hay en el mercado. Al menos, con cada uno de ellos he pasado unos cuantos días y la experiencia ha sido siempre la misma. Puede cambiar la pantalla, el factor forma pero la sensación que dejan al final es que una vez probado uno, probado todos. Esto a la larga puede ser un problema para los fabricantes.

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Android Wear nace como una commodity para los fabricantes: vosotros ponéis las piezas, nosotros os damos el software. Con Android les funcionó muy bien en smartphones y tablets pero a día de hoy la plataforma de wearables brilla por su ausencia de personalización. Echo de menos capas de software diferentes y con cambiar las watchfaces que vienen por defecto no me vale.

Algunos han intentado hacer algo diferente: Sony en su día introdujo el GPS por ejemplo pero a fecha de publicación de este artículo, todos ofrecen básicamente lo mismo. Al final, la elección entre uno y otro se ciñe al diseño o el precio. Google tendría que plantearse dar más opciones de personalización a los fabricantes.

Sí, hay launchers para Wear, una opción que para el usuario avanzado de a pie puede estar bien pero LG, Motorola, ASUS y compañía deberían tener más margen para modificar la experiencia de uso. Eso sí, no debe suponer un compromiso al rendimiento que ofrece la plataforma porque si algo ha demostrado Google es que tiene un sistema bien planteado. Modificaciones sí, pero algo más que Watchfaces.

La necesidad de un dispositivo mediático

No nos engañemos: si el Apple Watch ha sido un éxito de ventas buena parte de su triunfo pivota en que ha sido mediático. Todo el mundo hablaba de él y hay que reconocerle a los de Cupertino que cuando quieren saben vender muy bien sus productos. ¿Habéis oído a alguien mencionar a un Android Wear? No, no vale vuestro círculo de amigos amantes de la tecnología.

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Ningún fabricante ha logrado que el gran público se fije en un reloj conectado con Android Wear. Sí, a todos nos gusta el Moto 360 y el LG Watch Urbane pero más allá de eso, toda esa gente que adoptó en su día el smartphone saben que existen relojes así pero no logran identificar ninguno ni tampoco tienen interés en la categoría.

Me gustaría ver un Android Wear que moviera a la gente e hicieran que se fijasen en él pero el único que tiene esa capacidad mediática es Samsung y parece que su camino en esta categoría está más atado a Tizen. Algunos probablemente estéis pensando en una especie de Nexus con este sistema operativo pero cabe recordar que el concepto Nexus nace como un dispositivo de referencia, más para desarrolladores que para usuarios finales.

Ir más allá del reloj como factor forma

Android Wear nació como una plataforma para wearables y aunque los relojes han monopolizado la categoría con su diseño, la realidad es que hay más gadgets y cacharros posibles. Me gustaría ver otro tipo de dispositivos, aunque no tengan pantalla y estén más orientados a otras tareas como, por ejemplo, la cuantificación de pasos o la actividad deportiva. Puede que en este I/O veamos algo.

Si echamos un ojo a las conferencias de este año encontramos que hay una dedicada a Wear y las posibilidades para otro tipo de objetos wearables. Ojalá sea así porque hay ganas de que los smartwatches no se conviertan en un sinónimo del sistema operativo. Esperemos, eso sí, que buscar ideas diferentes no se convierta en crear disparates que no vamos a terminar usando.

Hacer que sea algo más que notificaciones

Otro necesario mantra de la categoría: hay que pedirle a los dispositivos con Android Wear que sean capaces de algo más que dar la hora. A día de hoy es su principal atractivo, más allá de llevar una sofisticada pieza de tecnología en la muñeca y, como decíamos antes, todo lo relacionado con el ecosistema de aplicaciones no tiene mucho desarrollo a día de hoy.

Hay que exigir que los relojes conectados hagan algo más por una sencilla razón: el compromiso que supone cargarlo. Me explico. Cargamos el teléfono móvil una vez al día y seguro que a ninguno de nosotros nos importa. Lo aceptamos, aunque en el fondo nos gustaría que durara más. Sin embargo, en esa carga que nos ofrece nos da muchísimas funciones a lo largo del día.

Hacer fotos, estar conectados, escuchar música, jugar, reproducir vídeo... No hay dudas de que el smartphone es una plataforma convergente de mucho éxito. Ofreciendo tanto, es normal que al final no nos dé pereza cargarlo, lo merece. Sin embargo, tener que cargar un reloj cada dos o tres días con una propuesta de valor algo descafeinada hace que nos lo pensemos. Si vamos a introducir un nuevo dispositivo al que cargar cada poco en nuestra rutina, ya le vale ofrecer algo único.

Asumir que es una carrera de fondo

Hace tiempo Matías Duarte decía que no había nada de malo en que hubiera a gente a la que no le gustara Android Wear. Asumamos que no todas las tecnologías son para todo el mundo y que solo unas pocas tienen una capacidad de penetración tan alta como ha tenido, por ejemplo, el smartphone. No pasa nada, hay que asumir que quizá la gente no quiera (todavía) dispositivos tecnológicos de muñeca.

Hay que darle tiempo a la categoría y no esperar resultados a tan corto plazo. Quedarnos con el dato de unidades distribuidas (700.000 en el caso de Android Wear, más si hablamos del Apple Watch) es solo arañar la superficie ya que el abandono de los wearables, como han demostrado algunos estudios es bastante alto al poco tiempo de usarlos.

Wear puede conseguir cosas muy grandes pero en Google deben ser pacientes y elegir bien sus pasos porque, de momento, andan lejos todavía de que la tecnología wearable sea masiva. Esperemos que en este I/O haya novedades importantes y veamos nuevos dispositivos porque aunque la base es buena, tienen muchos desafíos por delante y un rival muy claro.

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